ESCALANDO TUS PROPIOS LÍMITES

«La del alpinismo no es una historia de conquistas, sino del ser humano sobre sus propios miedos…»

(Sebastián Alvaro, periodista y aventurero)


Nunca sabes cuál es el motivo exacto por el cual comienzas a tener interés por algo novedoso en tu vida.

En mi caso, me llamaba la atención el desafío de «caminar por las paredes» siendo tus propios miedos tus únicos límites, todo un reto que superar. Una excelente herramienta de autoconocimiento.

Y por esas casualidades de la vida – de las que tengo la certeza no existen – conocí a unos compañeros de montaña que practicaban la escalada, y que me acogieron como una alumna ilusionada por descubrir este nuevo mundo de la roca.

Aprender a respetar la pared, a quererla, cuando tu mente está descalabrada pensando que estás en una situación vital límite (donde la plena atención de tu compañero de cordada asegurándote, al principio no son suficientes para que tus negros pensamientos se disuadan, y lo vives como una situación de riesgo extremo), es una sensación que vale la pena experimentar para sorprenderte con tu propia evolución.

Esa voz que grita de miedo en tu cabeza, a base de experiencia y perseverancia, poco a poco se va acallando hasta lograr sosegarla, someterla, dominarla… hasta el punto de convertirse en una aliada que te motiva y tranquiliza a cada paso que das, a pesar de que tus pies de gato ó las yemas de tus dedos, apenas encuentren un saliente donde adherirse.

Y esa fortaleza mental que has modulado en la roca superando miedos ocultos, te acompaña en su versión más serena, cuando la vida cotidiana te presenta otros desafíos profesionales y personales que antes sentías incapaz de afrontar.

Escalando tus propias montañas…

Teresa Sanlés © 2019

NADANDO EN EL AZUL

Pon todo lo que eres, en lo mínimo que hagas…

Fue el primer deporte que conocí cuando aún era una niña; un azul de piscina no climatizada, en el frío invierno de mi cálida isla.

Reconozco que jamás volví a participar en ninguna prueba de natación, ni seguí vinculada a ningún club que me animara a mantener la disciplina de los largos.

A la vuelta de medio siglo – casualmente – vuelvo a sus aguas. Unas aguas en las que entrenas a solas, te esfuerzas hasta donde tú misma te marques los límites, y descubres la oportunidad de curiosear sobre los miles de pensamientos que te acompañan en cada brazada.

Y es ahora, en la madurez, cuando reconoces en este deporte la ocasión de disfrutar de momentos de introspección, de conocerte, de encontrarte contigo misma, y de tener la calma suficiente para que aparezcan soluciones a cuestiones que bajo estas aguas se vuelven simples…

Teresa Sanlés © 2020

RÁPEL / LOMO ALFÉREZ

Aprendiendo a jugar …

La llegada a la cumbre es sólo la mitad del objetivo. El resto, el descenso de la vía, y es ahí cuando comienza mi diálogo interno.

Reviso el ocho y el mosquetón, comprobando que la cuerda está perfectamente atada en mi arnés; desanclo mi baga, teniendo la certeza de que mi descenso es seguro. Pero reconozco que el siguiente paso supone desafiar mis miedos, echar el cuerpo hacia atrás, al vacío…

Y en ese momento descubres, que lo que comenzó como una pequeña aventura a modo de curiosidad, puede convertirse en tu próxima pasión: aprender a dominar ese instinto de alerta, que toma vida propia e intenta que no salgas de tu zona de confort, reconociéndolo como algo limitante, que pretende impedirte descubrir nuevos límites.

Todo un reto vital, ponerlo a prueba con el deporte de aventura, y enseñarle nuevas fronteras…

Teresa Sanlés © 2020

KAYAK

SURCANDO MARES…

Tal vez por eso hoy me lo tomo con más calma, evito las ciudades de la prisa, y acepto que los días grises también forman parte del decorado (Marwan)

En el kayak tu línea de flotación queda justo a nivel del mar.

Te sientes totalmente integrada con él, pues tu mirada está casi a ras de sus olas. Sientes la fuerza del movimiento del mar bailando por debajo de tu canoa, mientras tú te balanceas con su mismo ritmo. Indescriptible.

Así comenzó una forma diferente de estar con contacto con el azul, que me permitiría descubrir territorios inexplorados, otras islas, otros mares, otros colores, otra forma de ver la vida…

Teresa Sanlés © 2020