Aprendiendo a jugar …

La llegada a la cumbre es sólo la mitad del objetivo. El resto, el descenso de la vía, y es ahí cuando comienza mi diálogo interno.
Reviso el ocho y el mosquetón, comprobando que la cuerda está perfectamente atada en mi arnés; desanclo mi baga, teniendo la certeza de que mi descenso es seguro. Pero reconozco que el siguiente paso supone desafiar mis miedos, echar el cuerpo hacia atrás, al vacío…
Y en ese momento descubres, que lo que comenzó como una pequeña aventura a modo de curiosidad, puede convertirse en tu próxima pasión: aprender a dominar ese instinto de alerta, que toma vida propia e intenta que no salgas de tu zona de confort, reconociéndolo como algo limitante, que pretende impedirte descubrir nuevos límites.
Todo un reto vital, ponerlo a prueba con el deporte de aventura, y enseñarle nuevas fronteras…
Teresa Sanlés © 2020